Hoy os propongo un pequeño problema. Yo soy un
rico aburrido que no sabe en qué gastar su dinero. Como no tengo nada mejor que
hacer, me decido a comprar una de esas bellas islas del Pacífico. Pero no es
una isla cualquiera. Como soy un poco excéntrico, elijo una isla con forma de
triángulo equilátero, porque siempre me ha gustado la geometría y así además
puedo fardar ante los colegas, que tienen esas islas amorfas (con forma de
patatoide, que diría un físico, aunque la RAE no se lo permita).
Una vez adquirida la joya voy a ver qué tal es.
Quedo maravillado por las playas y me planteo una cuestión. La isla no es
enorme, pero tenía pensado construirme una mansión en primera línea de mar.
¡Ah!, pero, indeciso de mí, las tres playas que tengo son hermosísimas y soy
incapaz de decidir por una. Finalmente elijo una al azar y mando construir la
casa al lado de esa. Más tarde, sin embargo, pienso que lo más práctico sería
ir alternando las playas, ir a todas ellas por igual, y no solo abusar de una.
Asombrado por mi estupidez me doy cuenta de que lo más fácil sería construir
tres mansiones, una en cada playa. Sin embargo, mi padre me dice que las
acciones están bajando y que no puedo hacer tres mansiones, que la isla no es
tan grande. Como mucho una mansión y dos casitas. No obstante, esa falta de
simetría me horroriza, y al final decido que lo mejor será hacer la mansión en
el centro de la isla.
Todo esto se lo comento a mi secretario, con el
que me llevo muy bien, para que haga las gestiones oportunas. Mi secretario,
sin embargo, me dice que si lo que quiero es estar a la misma distancia de las
tres playas, entonces no hay duda, debo poner mi casa en el centro. Ahora bien,
me hace notar que si en realidad lo que quiero es estar el máximo posible de
cerca de las tres playas, sin importar que algunas queden más lejos que otras,
es decir, hacer mínima la suma de las distancias de casa a cada playa, quizás
lo más conveniente sea dejar la casa en primera línea de mar, o ponerla en un
vértice, con dos playas justo al lado.
Sorprendido por esta vertiente inesperada del
problema, le pido a mi secretario que no escatime en gastos para resolver esta
cuestión. Que llame a un matemático si hace falta, porque, efectivamente, lo
que quiero es que la suma de los paseos de casa a cada playa sea lo mínimo
posible, aunque pueda haber alguna playa más alejada que las otras.
Mi secretario me dice que no es para tanto, que no
es más que un problema de optimización: encontrar el lugar óptimo de la casa.
Me dice que él ha hecho problemas de estos en bachillerato, pero que no sabría
cómo resolver este ahora mismo. Le pido pues que haga lo que sea necesario para
resolverlo. Tendré una isla geométrica con una casa optimizada, más no se puede
pedir.
Y ese es el problema. Un problema que los ricos del siglo XVII ya podrían haber resuelto.
La solución la ofrece el teorema de Viviani: dado un punto en el interior de un
triángulo equilátero, la suma de las distancias de este punto a cada uno de los
lados (l + m + n) es igual a la
altura del triángulo (h). Así que da
igual donde ponga la mansión: la suma de las distancias desde ella hasta cada
playa es siempre la misma, concretamente, la altura del triángulo.
![]() |
Isla triangular y mansión puntual con las distancias clave indicadas. Con la tecnología de Paint. |
La demostración es sencillísima: es evidente que
el área del triángulo equilátero es igual a la suma de las áreas de los tres
triángulos de colores. Recordemos que el área de un triángulo se calcula como
el producto de la base por la altura dividido entre 2. Por tanto, si el lado
del triánguo equilátero mide s:
sh2=sl2+sm2+sn2 h=l+m+n, que es lo que queríamos demostrar.
sh2=sl2+sm2+sn2 h=l+m+n, que es lo que queríamos demostrar.
No he entendido mucho y eso que me lo he leido 2 veces, pero veo mucho talento
ResponderEliminarJaja, gracias por tu franqueza, de todas formas la demostración matemática es lo de menos, mientras hayas entendido el resto ya está bien. Y gracias por el elogio!
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