“¿Cuál de las siguientes no es una partícula
subatómica? A, protón; be, neutrón; ce, bombón; de, electrón.” Esta es la
pregunta que podría convertir a Moe, de los Simpson, en millonario, en un
capítulo cuyo nombre no recuerdo. El átomo y sus tres partículas constituyentes
se estudian bien tempranito. Además, el electrón tiene un papel bastante
importante, puesto que se le coloca como el protagonista de todo lo relacionado
con esa cosa llamada “electricidad”.
Sin embargo, la existencia del electrón no se
constató hasta hace relativamente poco tiempo. Por no hablar de los quebraderos
de cabeza que produjo la susodicha partícula. Joseph J. Thomson la descubrió y
ganó el Nobel por ello, mientras que su hijo George P. Thomson demostró más
adelante que el electrón se comportaba como una onda, y también ganó el Nobel.
Pero no estoy aquí para meterme en berenjenales sobre si el electrón es una
partícula y/o una onda. Estoy aquí para reivindicar el subelectrón, esa gran
partícula desconocida.