Para entender por
qué la llamada Revolución Científica (siglos XVI - XVII) fue una revolución,
hace falta ver qué es lo que había antes de este período que fuese tan
diferente respecto a lo que hubo después. Algunas ideas típicas sobre lo
revolucionario de la época consisten en apuntar a que Copérnico puso a la
Tierra a dar vueltas alrededor del Sol, que es verdad, o a que en aquel momento
se separaron ciencia y filosofía, que es más discutible. Pero el caso es que
hay mucho más. No me puedo resistir a comentar que, de hecho, hay historiadores que defienden que no hubo "La Revolución Científica" (ni la, ni revolución, ni científica), pero de momento no me voy a meter en este berenjenal.
domingo, 21 de diciembre de 2014
jueves, 6 de noviembre de 2014
Cómo resolver problemas algebraicos sin álgebra
Si la forma como multiplicaban y dividían los egipcios os pareció interesante, hoy vais a
flipar. Sí, directamente. Sin Paños calientes. Quiero decir, sin paños
calientes. Vamos a resolver un problema algebraico sin álgebra. Lo de
multiplicar sin tablas era un calentamiento. Ahora viene lo bueno.
miércoles, 29 de octubre de 2014
Cómo multiplicar sin saber las tablas
Multiplicar y
dividir... dos operaciones tan elementales que casi no nos damos cuenta de cómo
las hacemos. De hecho, muchas veces las hacemos con calculadora para ahorrarnos
problemas. Pero si regresamos a nuestra tierna infancia, recordaremos que para
multiplicar lo esencial es aprenderse "las tablas" y a partir de ahí
uno puede hacer luego multiplicaciones más sofisticadas de una forma mecánica
que no nos enseñan (o al menos a mí no me lo enseñaron) por qué funciona, pero
funciona. Me refiero a aquello de multiplicar un número por la cifra de las
unidades, luego por la de las decenas, centenas, etc., colocar los resultados uno
debajo del otro corridos una cifra cada vez, y finalmente sumarlo todo. Vamos,
esto:
viernes, 26 de septiembre de 2014
Pasteur y la generación espontánea (II)
Veamos cómo
continuó el asunto que mosqueó severamente a Pasteur. Como recordaréis, tanto él
como Pouchet habían hallado vida generada espontáneamente. La diferencia entre
ambos es que Pasteur no publicó sus resultados porque no se los podía creer.
jueves, 18 de septiembre de 2014
Pasteur y la generación espontánea
¿Cuántos de vosotros creéis en la generación espontánea? O
sea, en esa teoría que dice que la vida simplemente... aparece. Lo vivo se
genera a partir de lo inerte. Si habéis ido a clase, os habrán enseñado que los
seres vivos se reproducen, y es así, y solo así, como
se genera nueva vida. Por tanto la vida sale de la vida. Sin embargo,
aunque esta es la “teoría oficial”, todos creemos que la vida se originó en algún
momento, necesariamente a partir de algo inerte, y no lleva existiendo desde
siempre. Así pues, por absurda que nos pueda parecer la generación espontánea,
lo cierto es que creemos en ella aunque sea en un sentido reducido: de alguna
forma, hace 4000 millones de años, se creó vida en la Tierra, y luego ya
dejamos a la reproducción y a la evolución actuar.
Pero esta visión no ha sido siempre la hegemónica: este
debate estaba de moda en la Francia del siglo XIX. Los libros de texto modernos
nos dicen que fue entonces cuando Pasteur hizo unos experimentos que refutaron
por siempre la generación espontánea. El principal defensor de esta teoría por
aquel entonces era un tal Pouchet. Veamos cómo fue la discusión.
jueves, 11 de septiembre de 2014
Comprender los números grandes es posible, si sabes cómo
A menudo, en ciencia, así como en otros ámbitos, uno se topa con números
grandes. Pero no números grandes como mil o un millón. Números muy grandes. Números enormes.
El problema de estos números, para la gente a la que le gusta entender las cosas y no solo recibir la
información sin mayores pensamientos, es que son difíciles de imaginar. Porque
nadie maneja números así de forma cotidiana. Nadie tiene una intuición clara de
cuánto es esa cantidad. Dicho de otra
forma, un número como 1010 (un “1” seguido de 10 ceros) es, sin duda, un número muy
grande. Pero 1020 (un “1” seguido de 20 ceros) también es muy grande. Y 1030
también. Y ya está, ahí se pierde la intuición. A partir de 1010
(por decir algo) todo es muy grande.
Sin embargo, 1030 es muchísimo
más grande que 1010, y convendría poder visualizar la diferencia, y
no confundirlo con la misma “cantidad inmensa”. Hay cantidades inmensas, y las
hay inmensamente inmensas. Vamos a ver cómo podemos diferenciarlas mejor.
jueves, 4 de septiembre de 2014
La sutil diferencia entre lo real y lo ficticio
Vamos a continuar con la discusión de los SRI y SRNI que inicié en una entrada anterior, en la que decía que el científico puede inventarse las
fuerzas que quiera y de esta forma hacer que su sistema de referencia sea
inercial o no inercial. Como recordaréis, este problema hacía que yo no
entendiera la diferencia entre estos dos sistemas y que por tanto no pudiera usar las leyes de Newton.
Poca broma. Pero mirando los orígenes del ya archiconocido principio de inercia creo que vi la luz, y
aquí comparto mi “descubrimiento” con vosotros.
miércoles, 27 de agosto de 2014
El teorema de Viviani, o cómo llegar a la playa
Hoy os propongo un pequeño problema. Yo soy un
rico aburrido que no sabe en qué gastar su dinero. Como no tengo nada mejor que
hacer, me decido a comprar una de esas bellas islas del Pacífico. Pero no es
una isla cualquiera. Como soy un poco excéntrico, elijo una isla con forma de
triángulo equilátero, porque siempre me ha gustado la geometría y así además
puedo fardar ante los colegas, que tienen esas islas amorfas (con forma de
patatoide, que diría un físico, aunque la RAE no se lo permita).
miércoles, 20 de agosto de 2014
Hacer física o coleccionar sellos: esa es la cuestión
Ernest Rutherford fue un gran físico (considerado a menudo como uno de los
mejores experimentales de la historia) conocido sobre todo por el
descubrimiento del núcleo del átomo. De esta forma inauguró lo que hoy llamamos
Física Nuclear, y en cierta manera podría considerarse también fundador de la
Física de Partículas. Su contribución a la física no fue anecdótica, pues.
El caso es que, además de genial científico, era una persona un tanto
curiosa. Como sucede a veces entre los físicos (para quien vea The Big Bang
Theory, Sheldon Cooper es el mejor ejemplo), tendía a despreciar todo lo que no
fuera física. “La ciencia, o es física, o es filatelia”. Rutherford dixit. La
química: colección de sustancias, colección de reacciones. La biología:
colección de animales y plantas. La geología: colección de rocas y minerales.
Las ciencias sociales: no creo ni que las considerara ciencias. En resumen, la
ciencia es la física: las leyes del universo, las fuerzas, la energía, la
estructura de la materia… lo demás es como coleccionar sellos.
martes, 12 de agosto de 2014
El rozamiento (y mucho más) en la teoría del ímpetus
El otro día expliqué cómo se enseña la fuerza de rozamiento a nivel de bachillerato hoy en día. Al final de la entrada, comenté que hay una antigua teoría, la teoría del ímpetus, que añadía una serie de cambios a la aristotélica. Es pues una reforma (habrá que esperar a Newton para la revolución), pero una reforma más que contundente. Veamos sus implicaciones.
Como hemos dicho en un post anterior, el núcleo de la teoría aristotélica del movimiento es que si hay movimiento, hay fuerza. Pues bien, esto persiste en la teoría del ímpetus. Pero hay una diferencia importante: con Aristóteles, el motor era externo al cuerpo movido. Esto le obligaba a decir cosas como que cuando lanzabas una piedra, inicialmente el motor era la mano, cosa muy razonable, pero una vez volaba por los aires, ¿qué era el motor? Pues tenía que ser el aire, porque no había otra cosa.
Como hemos dicho en un post anterior, el núcleo de la teoría aristotélica del movimiento es que si hay movimiento, hay fuerza. Pues bien, esto persiste en la teoría del ímpetus. Pero hay una diferencia importante: con Aristóteles, el motor era externo al cuerpo movido. Esto le obligaba a decir cosas como que cuando lanzabas una piedra, inicialmente el motor era la mano, cosa muy razonable, pero una vez volaba por los aires, ¿qué era el motor? Pues tenía que ser el aire, porque no había otra cosa.
jueves, 7 de agosto de 2014
La fuerza de rozamiento hoy
Todo estudiante de ciencias de bachillerato estudia la fuerza de
rozamiento. Le explican lo siguiente: la fuerza de rozamiento es la que se
opone al movimiento relativo de dos superficies en contacto. O sea, que si
dejamos una carpeta sobre la mesa y la intentamos mover, vemos que necesitamos
hacer una fuerza para superar el rozamiento que hay entre las dos superficies
(la de la mesa y la de la carpeta). Además, notamos también que esta fuerza es
más grande al principio, cuando queremos mover la carpeta, pero una vez ya se
está moviendo, va casi sola. Todo esto se modeliza de la siguiente forma:
miércoles, 30 de julio de 2014
La experiencia no lo es todo: el papel de las ideas en la comprensión del movimiento
En una entrada anterior, vimos que para unos chinos de hace siglos el
principio de inercia era evidente,
mientras que para Aristóteles era absurdo
o imposible. Podríamos caer en la
tentación de decir que la experiencia
muestra que el principio de inercia es cierto. En ese caso, surge un
problema: ¿qué es lo que vieron los chinos en la naturaleza que no vio
Aristóteles? ¿Qué se le escapó a Aristóteles de la experiencia para no ver el
principio de inercia? Es más, no para no verlo, sino para considerar que era
¡absurdo! La respuesta fácil sería decir que Aristóteles no se molestó en mirar
la naturaleza. Especulaba sin más. Pero cuesta creer que una persona que se molestó en observar,
describir y clasificar centenares de animales y plantas no mirara la
naturaleza. Y cuesta creer que durante mil años se siguieran las doctrinas
aristotélicas sin mirar la naturaleza ni de reojo.
miércoles, 23 de julio de 2014
El principio de inercia, o cómo algo absurdo puede llegar a ser evidente
Y ahora ya sí, la primera entrada de
verdad del blog. Después de la presentación, toca pasar a las “cosas serias”.
Y ya que quiero hablar de cosas que he aprendido, qué mejor que empezar por el
primer tema que estudié con profundidad cuando hice historia de la física: los
orígenes del principio de inercia.
lunes, 21 de julio de 2014
Bienvenidos
Bueno, pues aquí estoy estrenando este blog. Después de algún tiempo
meditando sobre ello, he decidido crear este blog para explicar algunas
curiosidades o aspectos de la ciencia que creo que no son muy conocidos y que
pueden ser interesantes para tener una mejor idea de cómo funciona la ciencia. El
propio concepto de lo que es o no es ciencia varía con el paso del tiempo,
convirtiendo a algunas ciencias prestigiosas en pseudociencias. ¿Os imagináis
que la Física, probablemente una de las ciencias más reputadas y respetadas, se
pueda convertir en una pseudociencia en el futuro? Seguramente no, yo desde
luego no lo creo, pero los alquimistas tampoco pensaban que ese sería el
destino de su saber. En este blog pretendo reflexionar sobre estas cuestiones
filosóficas, sociales, culturales, digamos “no científicas” de la ciencia, y
que, sin embargo, sin las cuales la ciencia no se puede entender. Estudiar
Historia de la Física en la carrera me hizo ver que el llamado “método
científico” no es tan objetivo e infalible como pudiera parecer a simple vista.
Veremos algunos ejemplos históricos de controversias científicas o situaciones
en general que la ciencia soluciona de forma poco “metódica”, por decirlo así.
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